jueves, 21 de enero de 2016

Catan, un juego de cartas diferente

Aunque un poco tardío estrenamos año con nuevo post abriendo el cajón de los juegos de mesa...

Papa Noel nos dejó bajo el árbol este divertido juego de cartas, Catan de Devir.








Esta baraja desciende del juego de mesa con el mismo nombre, Catan. Un juego de gestión de recursos, el cual consta como mejor juego del año en Alemania y Estados Unidos.
Conocía ese juego de haberlo visto en las estanterías junto a nuestro amado Carcassonne, también de Devir. Por lo que he visto por ahí tras la visita de Santa Claus, el juego de cartas es bastante fiel al original de mesa. No sé como será echar una partida con tablero (que pinta muy, pero que muy bien), pero sí puedo aseguraros que echar una de cartas es muy entretenido y divertido. El niño está muy emocionado con ellas y eso que al principio no las miró con muy buenos ojos.
Y es que aunque el juego nos encanta y tiene muy enganchados, debemos admitir que su packaging no es nada vistoso, sobretodo para un niño y si este se encuentra debajo del árbol de Navidad.

Viene en una cajita de cartón con tapa (como un mini juego de mesa), con un tamaño muy cómodo para guardar y llevarlo a todas partes.
En ella viene indicado que es para niños a partir de ocho años, de dos a cuatro jugadores y el tiempo estimado por partida, unos treinta minutos.

La finalidad del juego es conseguir diez puntos antes que tus rivales. Para conseguirlos has de gestionar tus recursos para ir construyendo pueblos, convertirlos en ciudades y luego ampliarlas. También puedes usarlos para construir carreteras o tener caballeros, los cuales te van a ayudar a la hora de llevar tus tareas a cabo.

Vayamos por partes...

Para empezar tenemos que separar el mazo en diferentes pilas.
La primera y boca abajo será la de materia prima, la cual consta de cartas de arcilla, mineral, madera, cereales y lana. Junto a ella sacaremos y pondremos cinco boca arriba, que servirán a modo de mercado para intercambiar tu mano con alguna de ellas que te interese.

La segunda pila será la de carreteras, seguida de las de caballero. A continuación las de poblados, los cuales valen como ciudad por su parte trasera y donde vienen eventos a llevar a cabo al convertir los pueblos en ciudad. Por esa misma razón deben quedar con esa cara boca abajo. Y por último las de ampliación de ciudad, las cuales depende que edifico sea te dan una u otra ventaja; estas sí quedan a la vista para que elijas si te interesa ampliar rápido o no.

La partida...

Se empieza con un poblado, una carretera y tres cartas de materia prima por jugador. Las cartas de materia prima se mantienen ocultas al resto de jugadores, las otras siempre se juegan sobre la mesa.

Un poblado vale un punto, si lo convertimos en ciudad (dándole la vuelta a la misma carta) vale dos puntos, entonces (y solo entonces) podremos ampliarla a un edifico emblemático que vale tres puntos, excepto el ayuntamiento que vale cuatro puntos pero que por contra necesita dos minerales de más para ser construido.

Para ello tenemos una carta con los costes de construcción, la cual nos indica que materiales (y por tanto cartas) necesitamos para construir lo que nos interesa.
Para gestionar estos recursos disponemos de la ayuda de las carreteras y caballeros.
Con una carretera podemos cambiar una de nuestras cartas por una de las cinco del mercado. Si no disponemos de carretera tan solo podremos cambiarla por la pila principal y cruzar los dedos de que sea la que necesitamos.
Con un caballero podremos robar una carta más al final del turno, de lo contrario tan solo se roban dos cada vez.

Dos caballeros. A: roba una extra al final del turno y B: +1 punto
Tanto las carreteras como los caballeros se pueden robar a los otros jugadores si no quedan en la pila. Y ambos puntúan alternativamente. Se acumulan en fila alternando la cara A con la B, la cual te da un punto. De esta manera una carretera te permite intercambiar una carta  con el mercado (A), pero dos carreteras te permiten dicho intercambio más un punto (A,B). Tres carreteras (A,B,A), te darían derecho a intercambiar dos cartas del mercado, más un punto. Lo mismo se aplicaría a los caballeros, recordando que ellos te permiten robar una carta más a final del turno.


Cada turno consta de tres movimientos.
  1. Intercambiar cartas si nos interesa
  2. Construir
  3. Robar nuevas cartas
Sé que explicado así, a grandes rasgos, puede parecer un poco lío. Pero una vez que te sientas ante la mesa y empieza la partida le pillas el tranquillo al segundo turno y luego ya no concibes una sobremesa sin él.

Sólo hemos hecho partidas de dos jugadores, y aunque estos juegos cuanta más gente mejor, debo decir que nosotros nos lo pasamos pipa y los piques son tremendos.

RESUMIENDO:
  • A partir de 8 años
  • De 2 a 4 jugadores
  • Fácil y rápido de jugar
  • Entretenido incluso para dos jugadores
  • Fácil de transportar, ocupa poco espacio
  • Trabajas la concentración
  • Trabajas habilidades estratégicas, anticipación
¿Que te parece? ¿Lo conocías? ^_^

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